Este post no pretende ser una declaración de la realidad de lo que suceden en los diferentes tribunales de las pruebas de acceso. No pretende ser tampoco un ejemplo de lo que debería ser unas pruebas. La cuestión acerca del mejor sistema de selección en dichas pruebas es algo que daría para hablar largo y tendido, pero en otro tema. Lo escrito a continuación, responde simplemente a tratar de resolver las típicas cuestiones generales que me plantean los estudiantes aspirantes los meses antes de las pruebas, en su último año de preparación.
Las pruebas de acceso son el último filtro que un estudiante de enseñanzas artísticas debe pasar para poder seguir estudiando en vistas a su profesionalización. En número, el porcentaje de gente que llega y las supera es mucho menor del que ha iniciado las enseñanzas elementales, por tanto ya ha existido una selección previa de alumnado durante los 10 años de estudios anteriores.
No obstante, a pesar de que hay un número exagerado de conservatorios superiores en España, no existe el mismo número de plazas ofertadas que de gente que pretende continuar sus estudios. Por tanto, ¿cuál es la diferencia que existe entre el que se queda primero en unas pruebas de acceso y, por ejemplo, el quinto?.
La pregunta no se centra sobre la diferencia entre el que aprueba y el que suspende, ya que la respuesta a esta es un poco más evidente: algo ha fallado en el que no consigue superar la prueba mientras que, posiblemente, nada haya errado el que sí que la supera. La pregunta que interesa es un poco más sutil: ¿qué diferencia a dos personas que han hecho una buena prueba? Tanto el primero como el quinto habrán sacado buena nota, mientras que la diferencia está en que el quinto podría haberse quedado sin plaza
FILOSOFÍA EN LA PRUEBA
El apartado de interpretación en las pruebas de acceso a las enseñanzas superiores debe ser la muestra y la exposición donde confluye todo el aprendizaje musical e instrumental que el alumno ha adquirido durante sus enseñanzas profesionales. Es el ejemplo y la muestra del alumno frente a un tribunal, donde muestra su predisposición y preparación para adentrarse en un ámbito profesional, real y exigente. Por tanto, la interpretación debe plantearse como la prueba de la madurez musical del aspirante y la demostración de los máximos elementos interpretativos en un ámbito de competencia máxima.
Así pues, un tribunal suele delimitar las diferencias en los detalles. Las notas, el ritmo, las dinámicas y articulaciones, son elementos que seguramente todo el mundo consiga. La puntuación o valoración se diferencia en elementos más específicos: el fraseo interno, el uso del vibrato, la afinación, el legato, la calidad y diferencia en las articulaciones e incluso, en las aportaciones personales al repertorio. Por supuesto, aquéllos que no son capaces de abordar con garantías los primeros elementos, difícilmente puedan afrontar competir por una de las primeras plazas.
Si la diferencia está en los detalles, ¿merece la pena tocar obras difíciles? Desde mi punto de vista, clarísimamente no. El repertorio es el mecanismo mediante el cual un aspirante demuestra su musicalidad y dominio técnico. Un repertorio exigente cuando no estamos preparados merma la calidad individual y evidencia los problemas en un momento donde nos jugamos demasiado. Un repertorio controlable donde el intérprete se guste y disfrute, promueve una conexión mucho más natural y satisfactoria con el tribunal, cuestión suficientemente importante como para tenerla en cuenta.
No obstante, las pruebas de acceso no son sólo tocar. La parte práctica es un porcentaje de la prueba y que, dividido entre cada miembro del tribunal y en el total de la nota final (una vez ponderada con expedientes de las enseñanzas profesionales, llegado el caso) es un porcentaje no tan diferenciador, aunque sí muy importante. Por ello, es tan vital trabajar esta parte como la dedicada a la primera vista y el análisis. Gente muy brillante a nivel interpretativo con unos malos ejercicios escritos, merma sus aspiraciones en su objetivo; por otro lado, una persona que aborda bien un repertorio también debe demostrar que es capaz de plantearse con inteligencia el estudio sobre fragmentos nuevos, como los de la primera vista. Éste es un apartado que muestra mucho más de lo que se piensa: evidencia la manera en que el alumno va a trabajar en el día a día y su rapidez e inteligencia a la hora de abordar el estudio y el ritmo semanal. Por tanto, para poder tener un éxito rotundo en el desarrollo total, hay que ser muy bueno en todo, sin flaquear en ninguna de las pruebas. Sin más.
LOS 10 TIPS A TENER EN CUENTA
Así pues, con esta filosofía y planteamiento, se me ocurren los siguientes consejos:
1.- LEED. Leed bien las convocatorias. Cada conservatorio y comunidad autónoma regula las pruebas a su manera. No os fiéis de lo que os dicen y leed al detalle, de principio a fin, cada convocatoria que vayáis a abordar. Allí está especificado el número de obras a llevar, las características de las piezas, el repertorio exigido, las ponderaciones Y no tiene porqué ser el mismo en todos los sitios. Absolutamente todo está regulado y por escrito así que no os presentéis sin tener muy claro todo lo que debéis hacer en cada sitio.
2.- Escoged el repertorio en función de vuestros gustos y cualidades, pero siempre con variedad estilística. No preguntéis al examinador qué es mejor llevar o qué es peor. Tenéis que abordar las obras con las que mejor os sintáis, que representen y respondan a las exigencias de la convocatoria, y con las que creáis que podáis dar lo mejor de vosotros mismos. Si encima pueden diferenciaros, mejor. La respuesta está en vosotros mismos y en vuestro profesor, que es quien os conoce durante todos los años del profesional y el que sabe qué es lo que os funciona.
3.- No os equivoquéis escogiendo obras difíciles. A pesar de que se puedan dar las notas (recordad que el saxofón es un instrumento muy virtuoso y podemos tocar muy veloz), quizá no se puedan abordar los detalles y dominio como en obras más reales al nivel. Tampoco se trata de ir a lo fácil, sino de comprender el máximo nivel que puede dar cada uno y afrontar la mejor obra posible con él. El repertorio debe ser capaz de promover en el intérprete su propia expresión y canalizar el discurso técnico y musical para la representación en directo con garantía de éxito.
4.- Demostrad flexibilidad y recursos. Cuanto más abierto en estilos mejor. Obras con armónicos, recursos contemporáneos, barrocas, con instrumentos en sib son buenos complementos a la interpretación clásica con el alto. Si se os dan bien, aprovechad para mostrar que sois completos.
5.- Obras completas, siempre.
6.- Una vez tengáis el repertorio en dedos (en ritmo, con piano, con dinámicas) reciclad y potenciad cada vez más al detalle en el estudio. Abordad las obras con tempos lentos y subdivididos, controlad vuestro fraseo y soplo, aprended sensaciones y visualizad el momento para reproducirlo en el momento del examen. Profundizad en la preparación para poder disfrutar en la interpretación.
7.- La memoria, a pesar que no sea obligatoria en algunos sitios, podría ser diferenciadora si todos los parámetros analizados están. No sirve de nada tocar de memoria si se toca de forma superficial. Ojo que puede ser requisito en según qué sitio.
8.- En la primera vista abordad de grande a pequeño: analizad los cambios, los elementos como el ritmo, las dinámicas, los cambios de compás, armaduras para ir a las notas al final. Tratad de resolver las dificultades durante el tiempo de preparación y no lo perdáis estudiando lo que os va a salir fácil. El tribunal va a valorar vuestra adaptación y resolución en los cambios y elementos nuevos, no que deis todas las notas. Tratad de hacer música siempre, a pesar de las dificultades. Siempre se agradece y son puntos a favor.
9.- No descuidéis las otras partes de las pruebas y la nota media del expediente. Debéis ser muy completos en todo el proceso y dedicarle el tiempo suficiente de preparación a todos los exámenes.
10.- El estudio y la preparación individual es lo más importante. Si se ha hecho con esmero, esfuerzo e inteligencia, atendiendo a las indicaciones de vuestros profesores, tenéis más probabilidades de éxito. Si el estudio se ha basado simplemente en repetir la obra de arriba-abajo miles de veces, las probabilidades de dominar los nervios y hacer música en las pruebas son menores. Trabajad el control. El aire y el ritmo son dos elementos que considero imprescindibles para solventar con éxito un examen instrumental. Controlar la columna de aire permite relajar vuestro cuerpo y minimizar errores no forzados y el ritmo permite la estabilidad y que no se os vayan pasajes ni el tempo sin quererlo. Son los dos principios para iniciar la interpretación con éxito.
Por tanto, analizad cuidadosamente vuestra preparación para que se aproveche al máximo el tiempo y esfuerzo dedicado. Estudiad a consciencia los pasajes, organizad la información, los conceptos y contenidos a trabajar semana a semana, estructurad las acciones a seguir para conseguir metas a corto plazo, reforzad las debilidades y consolidad las virtudes. Sólo así habréis evolucionado en la madurez necesaria para afrontar con éxito el paso a las siguientes enseñanzas superiores.
¡Suerte¡ Aunque la suerte es para los que la persiguen